Ya hemos hablado anteriormente en AMEPRE sobre los problemas de los trastornos alimentarios, consecuencias y como afectan a nuestra salud mental. Pero hoy vamos a verlo desde la óptica de las redes sociales, como influyen estas.
Partimos de un reciente estudio realizado por Alexandra Dane y Komal Bhatia del Instituto para la Salud Global, University College London en el que recogieron datos de 50 estudios en 17 países que involucraron a jóvenes de 10 a 24 años. Los documentos se centraron en las comparaciones de la exposición a las redes sociales con los resultados de salud física y mental.
Del informe, denominado, “La dieta de las redes sociales: una revisión de alcance para investigar la asociación entre las redes sociales, la imagen corporal y los trastornos alimentarios entre los jóvenes”, publicado en la revista PLOS Global Public Health, se extrae que el uso de las redes sociales genera preocupaciones sobre la imagen corporal, trastornos alimentarios, alimentación desordenada y mala salud mental.
Sabido es que los trastornos alimentarios a menudo pueden ser enfermedades mortales. Con un porcentaje tan abrumador de la infancia moderna interactuando con las redes sociales, los riesgos podrían tener consecuencias generacionales si se ignoran.
El aumento de tiempo que están los jóvenes en las redes sociales, el contenido a favor de los trastornos alimentarios que aparece en ellas, las plataformas centradas en la apariencia física como elemento más importante y la promoción en ellas de actividades relacionadas con la apariencia física, son factores que ayudan y mucho a la aparición en nuestros jóvenes de una patología que afecta a su salud mental.
Y vamos a analizar las redes sociales ya que tres estudios transversales indicaron que las plataformas centradas en la apariencia, a saber, Instagram y Snapchat, están significativamente asociadas con preocupaciones sobre la imagen corporal , patología del trastorno alimentario, ansiedad y síntomas depresivos.
Los vínculos entre el uso de las redes sociales y la insatisfacción con la imagen corporal, incluida la vergüenza corporal, la baja autoestima y la ansiedad relacionada con el cuerpo, se demostraron en 33 estudios. Cinco de estos estudios sugirieron que la insatisfacción con la imagen corporal precedió a una patología posterior del trastorno alimentario.
Las actividades relacionadas con la apariencia, como la evitación de “selfies”, la manipulación de fotos y la publicación de fotos editadas, se asociaron consistentemente con la insatisfacción con la imagen corporal y el riesgo de patología del trastorno alimentario en 17 estudios.
En 11 estudios se observaron asociaciones significativas entre el uso de las redes sociales y los trastornos alimentarios, incluidos los atracones, las purgas, el uso de laxantes y las dietas extremas.
Lo que queda absolutamente claro es que la alta frecuencia de uso de las redes sociales y la insatisfacción con la imagen corporal se respaldaron en estos estudios
Aquí la tarea de los padres y madres es fundamental en prevenir y detectar a tiempo indicadores que nos puedan dar señales de que hay un problema para poder tomar medidas que no acaben de forma negativa con la salud mental de nuestros hijos e hijas.