Cáncer

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El cáncer está considerado como el principal problema sociosanitario a nivel mundial, es la segunda causa de muerte en el mundo y se prevé un crecimiento de nuevos casos de más del 30% para el año 2030. Haciendo referencia a la situación actual en España, 1 de cada 2 hombres y 1 de cada mujer serán diagnosticados/as de cáncer a lo largo de su vida. En 2019, se diagnosticaron 275.562 nuevos casos y se estima que esta enfermedad afecta hoy día a 1,5 millones de personas en España. En 2020, el cáncer fue la segunda causa de muerte, tras las enfermedades del sistema circulatorio (22,2%) sobre el total de defunciones, con 109.706 defunciones por la misma. Respecto a la edad, el cáncer y la mayoría de las defunciones derivadas ocurren en personas mayores de 65 años, ya que la edad avanzada es considerada un factor de riesgo relevante para su aparición y la tasa de incidencia, en casos nuevos, aumenta con la edad. Calculando el número de casos por cada 100.000 personas, hasta los 20 años hay menos de 25 casos, entre los 45 y 49 años hay sobre 350 casos y a partir de los 60 años, crecen hasta situarse en 1000 casos. En las personas mayores, esta enfermedad afecta en sus expectativas de vida y tiene un gran impacto sobre la calidad de la misma debido a que, además, tienden a sufrir comorbilidades adicionales. Diversos estudios exponen que, entre un 70-95% de personas mayores de nuestro entorno presentan de 1,2 a 4,2 enfermedades crónicas. La incidencia y prevalencia del cáncer en personas mayores de 65 años ha aumentado en los últimos años al igual que también lo ha hecho la esperanza de vida, que en España se sitúa en 80,24 años en los hombres y 85,83 años en las mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística. La OMS, por otra parte, señala que entre un 30% y un 50% de los cánceres podrían ser evitados siguiendo un estilo de vida saludable e implementando las medidas de salud pública que ya han sido evidenciadas y/o probadas con éxito. Esto se traduce en la posibilidad de reducir también el cáncer mediante una prevención precoz y la prevención primaria. Siguiendo esta línea, es importante mencionar que el impacto de esta enfermedad no debe entenderse únicamente desde una perspectiva de salud física, sino que también debe incluirse la perspectiva de la salud emocional, entre otras. Si ya de por si esta enfermedad es discapacitante para cualquier persona que la sufra, en las personas mayores lo es aún más, ya que, además de enfrentarse a otros problemas de salud asociados también han de lidiar, en un gran porcentaje de casos, con la soledad o la falta de apoyo familiar o social, lo que les pone en una situación de vulnerabilidad aún mayor. Por este motivo, consideramos que la sociedad ha de cuidar a sus mayores para no comprometer la felicidad de las generaciones más jóvenes. Estas últimas necesitan aprender de la experiencia de aquellos/as que ya han vivido suficiente para entender el funcionamiento de la vida y del mundo. Por parte de los y las mayores, éstos/as necesitan sentirse activos/as y útiles para recordar que aún tienen mucho que ofrecer. Mediante esta experiencia se fomenta el contacto entre las dos partes, tratando que la diferencia de edad se vea más como una ventaja que como un problema. Lograr este acercamiento garantiza la participación social de las personas mayores en un entorno que desean conocer y en el que se sienten bien recibidas. Cuando se consigue el clima de confianza, comprensión y solidaridad deseado, los beneficios de estas relaciones intergeneracionales son inmediatos; mejora de la autoestima y confianza en uno/a mismo/a, disminuye el riesgo de sufrir depresiones, se elimina el sentimiento de soledad y se genera un ambiente optimista, aparecen nuevos retos, se aprende y se mejora en los conocimientos respecto al cáncer y se pone a los y las mayores en activo, siendo esta una vida mucho más saludable, además de mejorar las habilidades sociales y otros aspectos como la comunicación o la memoria.

Motivados por tal realidad, desde el Equipo Sanitario y de Bienestar Social de AMEPRE, consideramos esencial atender las características personales, familiares y de salud de las personas mayores diagnosticadas con cáncer, partiendo de su situación de vulnerabilidad, para lograr mediante esta actividad aumentar su autonomía y empoderamiento, la calidad de vida, reducir sus posibles limitaciones, integrarles en la sociedad y estimularles cognitivamente. La prevención del cáncer abarca las medidas destinadas a prevenir la aparición de ésta enfermedad, tales como la modificación de los factores de riesgo, el diagnóstico precoz, el diagnóstico oportuno y atenuar sus consecuencias una vez establecida.

Se llevará a cabo con la participación voluntaria de adultos mayores de 65 años diagnosticados con cáncer; con el apoyo de familiares y de otros sectores de la sociedad, además de profesionales expertos/as en materia de gerontología, salud, cáncer, dependencia y protección de personas mayores.

Se desarrolla en 10 sesiones de 2 horas de duración, en el que se trabajarán los siguientes contenidos:

Relaciones Intergeneracionales: Se plantea un lugar o espacio de encuentro entre personas mayores con cáncer de 65 años en adelante y jóvenes de entre 16 y 18 años de edad, además de incluir también a todo el grupo de profesionales que presentarán y desarrollarán la actividad. En esta sesión, se realizarán encuentros sociales con las personas mayores, tanto dentro de las sesiones, como fuera de ellas, siendo estas últimas acordadas por los y las participantes sin que sea necesaria la intervención de las personas coordinadoras de la actividad. Estas reuniones tienen como objetivos establecer relaciones entre sí, intentando conocer las similitudes y diferencias existentes en la realidad de cada generación y ofrecer a las personas mayores con cáncer apoyo emocional para lograr una mayor calidad de vida, posibilitando que estos intercambios tengan una metodología dinámica y espontánea.

Talleres: Basados también en una metodología dinámica, en los que, además de tener un componente formativo, se da paso a la participación en ejercicios de rememoración, juegos, simulacros y debates, fomentando que las personas mayores se involucren activamente. Las temáticas abordadas potencian estilos de vida saludable, prevención de la dependencia, la relevancia de poder conservar aquellos recursos intrínsecos y la capacidad de hacer frente a las pérdidas irremediables, mediante estrategias de afrontamiento con resiliencia.

Conferencias: Se tratan de sesiones informativas en las que se razonan temas de interés general y sanitario, mayormente vinculado a los procesos de envejecimiento, expuestos por profesionales expertos/as en la materia, dando paso a las posibles consultas o dudas de los y las participantes, con el objetivo de aumentar el empoderamiento mediante el acceso al conocimiento y a la información en conceptos como cuidados de la salud, gestiones legales, cáncer, y cultura general.

Estimulación cognitiva: Como complemento adicional al trabajo en los talleres. Se trabaja mediante ejercicios de estimulación cognitiva para la memoria, la atención, el lenguaje, las praxis y el cálculo. El diseño sencillo de los ejercicios está pensado para su realización en los domicilios, respetando la capacidad y el tiempo de resolución de cada mayor y siendo posteriormente supervisado grupalmente, buscando de esta forma la creación de un hábito de trabajo cognitivo diario.

Espacio libre: Como cierre de cada reunión. Este espacio está pensado para que las personas mayores participen en intervenciones creativas, principalmente enfocado en lo artístico y cultural. La elección del tema corre a cargo de cada participante, siendo cada intervención voluntaria, de forma que además de las intervenciones ya planificadas surgen también las que son espontáneas, aportando la creación de un ambiente alegre, festivo y apacible.